Los principios generales para el tratamiento
de las enfermedades cutáneas en el paciente
pediátrico son similares a los del adulto, pero
existen algunos aspectos únicos en el niño que
deben ser resaltados.
Existen múltiples preparados para uso tópico
indicados para los adultos y muy pocos que
hayan sido estudiados en la infancia o específicamente diseñados para ser utilizados en
estas edades. Por todo ello es necesario que
exista información específica de las fórmulas
y de los posibles efectos secundarios en la
población pediátrica.
En general, el fin de los tratamientos de las enfermedades
cutáneas es restaurar la apariencia
y la fisiología normal de la piel. Si se utilizan
fármacos por vía sistemica, la piel es sólo uno
más de los posibles órganos diana. Una medicación
administrada de forma sistémica alcanza
la piel después de la absorción gastrointestinal,
biotransformación en el hígado y la distribución a
los distintos tejidos del organismo. Como es
de esperar los efectos de un medicamento al cuerpo administrados por vía sistémica difiere mucho
de la de una aplicada de forma cutánea. En
este último caso, el fármaco se aplica directamente
en el órgano que va dirigido, por dicho motivo la
piel suele ser la vía de administración preferida
cuando se desea alcanzar una concentración
óptima de medicación.
Ejemplo de formas semisólidas.
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